SOLO PERO ACOMPAÑADO

Solo pero acompañado

Por: Mtra.  Gabriela Shwarz

“Y la soledad dijo: No cualquiera es compañía.” – Jael Medina.

 

¿Alguna vez te has sentido solo estando rodeado de un grupo de personas? ¿Como si lo que pasara a tu alrededor no se sintiera “real” o “placentero”, y lo que quisieras realmente es estar tal vez en otro lugar, acompañado o no, haciendo algo diferente, que te hiciera sentir eso que hace mucho no sientes? Ahora, ¿te imaginas sentir todo esto, estando en pareja?

Entonces, antes de seguir, quiero aclarar que para fines de este artículo me voy a referir a la “soledad acompañada” estando en pareja.

¿Qué es la soledad?

La Real Academia Española define como soledad a “la carencia voluntaria o involuntaria de compañía”. Esto yo lo interpreto como el sentirse vacío, solo; estando sentado viendo la televisión al lado de la persona que queremos y que en algún momento nos hizo sentir acompañados. Y que de pronto volteamos a ver y nos preguntamos ¿qué hago aquí? ¿hace cuánto que no convivimos sin la televisión? ¿cuándo fue la última vez que tuvimos una conversación a la luz de las velas con música de fondo, en el aquí y en el ahora? Y como éstas, surgen otras miles de dudas, porque nos damos cuenta que la vida se nos pasa y caemos en la rutina.

Y… entonces, surge ese sentimiento de soledad… de soledad acompañada, que no se sabe cómo explicar pero que pesa más que el estar solo con uno mismo. ¿Por qué? Porque con el tiempo depositamos las respuestas en la otra persona, en nuestra pareja. Le cedemos la responsabilidad de llenar nuestros vacíos, nuestras dudas, nuestros huecos, nuestro futuro. ¿Qué injusto no?

Estar en pareja, quiere decir que caminamos juntos, que nos acompañamos. Cuando uno de los dos pierde el equilibrio y no lo habla, se pierde el sentido de ser parejos. Si queremos evitar sentirnos “solos acompañados”, yo me atrevo a sugerir lo siguiente:

  1. Evaluar y cuestionarme (mientras volteo a ver a mi pareja): ¿Es aquí donde quiero estar? ¿Deseo comenzar una conversación para el bienestar de ambos? ¿O, será más fácil terminar que quedarme a reconstruir? ¿De quién es la responsabilidad? ¿Se puede solucionar?
  2. Comunicación asertiva: Tomemos responsabilidad de lo que queremos en una relación y pongámoslo en palabras claras. Si yo espero a que mi pareja adivine lo que yo siento, llegaré a la frustración.
  3. Seamos responsables: No depositemos en el otro, la responsabilidad de satisfacer nuestras necesidades insatisfechas.
  4. Pongamos acuerdos entre los dos: Para poder construir relaciones sanas, debemos tener conversaciones incómodas.

Si estos tips no te sirven, tal vez es hora de estar solo. No tengas miedo. No vas a estar solo, vas a estar contigo. ¡Suena aterrador, ya sé! Pero es una etapa muy necesaria. Nunca es tarde para tomarnos un momento y vernos en el espejo y preguntarnos ¿quién soy? ¿qué quiero? ¿qué necesito?

Te invito a reflexionar y si tienes dudas, por favor acércate a nosotros. Recuerda que pedir ayuda es un acto de valentía.

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