LA INALCANZABLE PERO DESEADA PERFECCIÓN

La inalcanzable pero deseada perfección

Por: Psic. Daniela Harari Zayat 

 

“No te midas por lo que has logrado, sino por lo que deberías haber logrado con tu habilidad.” 

John Wooden

Creo que esta cita puede abrir muchas variables de pensamiento. Por un lado, puede ser recibida como una motivación para explotar nuestro potencial y no ser conformistas; por otro, creo que es una línea de pensamiento en donde lo que se promueve, más que ser una motivación, es una exigencia; que no valora los méritos y busca la manera de ser cada vez mejores, hasta llegar a ser perfectos. 

Considero que muchos de nosotros nos repetimos constantemente frases como éstas, que nos mueven a actuar, pensar y sentir de determinada manera y no necesariamente de la forma en que nos gustaría o con la cual nos sentimos identificados. 

Esta frase es una muestra clara de lo que se nos enseña, de las exigencias que son puestas por nosotros pero que son producto de la sociedad; esos ideales que nos llevan a ser tan duros con nosotros mismos, a exigirnos tanto para lograr un ideal y nos lleva a nunca estar satisfechos con lo que hemos hecho, que nos llevan a castigarnos y a devaluarnos constantemente. 

Si bien es un fenómeno común que se observa en la mayoría de la gente, imaginemos el significado que puede tener para las personas que cuentan con habilidades especiales, talentos y capacidades distintas a las de la mayoría de la gente; esas que están fuera de la norma, a los cuales admiramos y seguimos por tener algo que no todos tenemos; esas personas en las cuales depositamos esperanza y fe con el fin de sentirnos gratificados a partir de sus logros. Con esto me refiero a los atletas de alto rendimiento, ¿qué significa este mensaje para los atletas? ¿qué se les está transmitiendo? ¿qué les estamos exigiendo? 

Considero que ideales y creencias como éstas son las que hacen que los atletas no se sientan satisfechos con sus logros; al contrario, es una de las principales razones por las cuales sus esfuerzos nunca terminan por ser suficientes. Para que se puedan sentir satisfechos tienen que alcanzar la perfección, esa nota que los hace extraordinarios, y que los diferencía del resto. 

Existe una creencia en torno al éxito y al beneficio de poseer un talento que no todos lo tienen y que de alguna manera muchos anhelan; que los hace especiales, admirables, importantes; y que les brinda ese lugar en el mundo, donde el ser diferentes puede ser considerado un atributo, un don; creencia que a mi parecer es cuestionable… Ya que, a pesar de que podemos considerar que motivarlos a potencializar ese talento, es un desperdicio; más que ser un cumplido, es poner una responsabilidad y un peso enorme en ellos, pues se crea una necesidad constante de cumplir esas expectativas para tener valor y satisfacer al otro, cueste lo que cueste, solo con el fin de ganar ese lugar que se ha reservado especialmente para ellos, como si fuera el único lugar en el cual podrían encajar. 

Es por esto, que considero fundamental poder comprender el proceso de internalización que se da entre los atletas y la sociedad comparándolo con el que hace el bebé con sus padres, pues las expectativas que depositan los padres en el bebé son introyectadas; por lo tanto, el bebé a lo largo de su vida va a hacer lo posible por cumplir dichas expectativas con el fin de obtener el reconocimiento y el amor de sus progenitores.

Entonces, ¿cómo se asemeja esto a lo que pasa entre la sociedad y el atleta? 

La necesidad de ganar, de ser el mejor, de superar sus propios records, les da la certeza de haber ganado su permanencia en el grupo, es lo que les otorga valor, les da un sentido de identidad, de origen. Es poder sentirse identificados con el rol que les corresponde, pues sin este, se verían en la desesperanza de no saber quién son, a dónde pertenecen, lo que quieren hacer en su vida; y eso genera mucho miedo. 

Nosotros por nuestro lado, tenemos que estar más atentos a lo que proyectamos y con lo que nos identificamos, pues eso es resultado de nuestras propias necesidades. La prensa, las redes sociales, las noticias, entre otras; contribuyen a sembrar esta idea de lo que debemos esperar de los atletas, que, aunque se nos olvida, antes de ser atletas son humanos, como nosotros. Humanos que se equivocan, que sienten, que viven y, que al igual que nosotros, son vulnerables. No son superhéroes con súper poderes, son humanos con talentos y habilidades, que, a lo mejor, no necesariamente van a elegir dedicar su vida a potencializarlo, o quizás sí, pero aceptar el reto y desarrollarlo, tendría que ser su elección. 

Debemos abrir el espacio y la mente para transmitir que su valor como individuos, no depende de su habilidad y agilidad deportiva, si no de muchas otras cualidades que poseen y que, aunque no están premiadas con una medalla, bien podrían merecer el reconocimiento simplemente por ser en esencia, personas admirables; y poder reconocer que la perfección, por más difícil que sea aceptarlo, no existe. Somos humanos y somos perfectamente imperfectos y, eso, es lo que nos va a ser diferentes y especiales a nuestra propia manera. 

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