EL DERECHO DE SER YO EN PAREJA

EL DERECHO DE SER YO EN PAREJA

Por: Ronith Arón

Mta. en Psicopedagogía, Psicoterapia narrativa, Human development coach

Uno más uno es dos, no uno. Un buen principio para establecer límites individuales y sanos en una relación de pareja. ¿En qué momento creímos que teníamos que ser uno solo? ¿Compatibles en todo? ¿Compartirlo todo? O más peligroso aún, ¿dejarlo todo?

Los seres humanos nacemos con la necesidad de vincularnos. Esta necesidad tiene componentes biológicos que se relacionan con la supervivencia de la especie, pero más importante aún, tiene elementos psicológicos en donde reconocemos que también como especie humana, a diferencia de cualquier otra especie animal, buscamos ser amados y amar. 

En ocasiones la línea entre el amor y la toxicidad puede ser delgada, esos límites no tan claros nos llevan a confundirnos. Aquello que sentimos o creemos que es amor, se acerca más bien a una relación poco sana y codependiente.

Entonces… ¿Cómo mantener la individualidad en la pareja? 

Acá, tres preguntas claves: ¿Quién soy? ¿Quién es el otro/a? ¿Quiénes somos juntos?

Cada persona tiene una manera propia de ser, ésta no debiese ser negociable para nadie. Nuestros intereses, gustos, valores, amigos, familiares, logros, hobbies, trabajo, proyectos, sentido de vida, etc.; es lo que nos diferencia y nos hace únicos y especiales. La mayoría de estos existían en la persona mucho antes, incluso, de conocer a su pareja. ¿Renunciarías a ellos por alguien más? ¿Le pedirías a alguien más que renuncie a ellos por ti? La respuesta tendría que ser: NO.  Tu esencia está ahí y no debes de alejarte de ella.

Yo existo sin el otro/a y el otro/a existe sin mí. Entonces, ¿Quiénes somos juntos? Aquello, que vamos construyendo, nuestro proyecto amoroso basado en el respeto al derecho de SER y DECIDIR. El verdadero amor se nutre de la libertad.

¿Cómo puedo saber si traspaso los límites o permito que mi pareja lo haga?

Entendiendo que mi pareja no es una prolongación de mí. Respetándome y respetando su persona, su individualidad. Mis y sus necesidades, gustos e intereses. Partiendo de la idea de que su vida no es mi vida y que mi vida no es la suya. No nos pertenecemos. No intentar controlarlo/a y tener el derecho de poner limites claros. Para lograrlo, nos queda mirar dentro y reconocer que somos responsables en gran medida de nuestro bienestar emocional.  Sólo yo y únicamente yo, soy responsable de mi felicidad, no es una tarea que le corresponda a mi pareja. Esto no significa que no me preocupe por el otro/a, significa que antes, me ocupo de mí. 

Vivir en pareja, en verdadera conexión, implica un compromiso de crecer, en donde el placer, la intimidad y el sentido de vida en común, se llegan a dar en el proceso y en un camino que va desde conocerme y aceptarme y conocer y aceptar al otro/a. 

Es verdad que, para una mejor convivencia, ciertas negociaciones serán necesarias, pero esto no significa que tenemos que “soportarlo” todo por amor ni perdernos en el transcurso; significa que reconozco que no tengo el derecho de cambiar a nadie, pero sí tengo el derecho de decidir al igual que mi compañero/a si queremos o no continuar en esta relación.

Si estás en una relación en donde sientes que no puedes ser tú misma/o o tu pareja te ha dicho que se siente de esa manera, probablemente empiecen a tener o ya estén teniendo una relación codependiente. Es importante que lo exploren y si es necesario busquen ayuda.  

La mejor versión de ti, es justo esa, cuando eres tú misma/o y te sientes bien. Recuerda que tienes el derecho de disfrutar de una relación sana, respetuosa y de verdadero amor. 

top