¿Adolescentes en casa?

¿Adolescentes en casa?

Para promover una sana convivencia y prevenir situaciones de riesgo y de violencia con los adolescentes, es importante conocerlos, contactar con ellos desde un lugar de empatía y no de crítica.

Voy a citar textualmente lo que expresaron algunos chicos que vienen a sesión sobre la situación que están viviendo:

“En este momento, me he dado cuenta lo que de verdad importa y lo que realmente extrañamos, son las cosas no materiales, lo que le da sentido a nuestra vida: la escuela, la comida con toda la familia, simplemente un abrazo de un amigo o reír con amigas. Nos estamos comenzando a dar cuenta qué es lo que realmente importa y llena el alma” (mujer, 17 años).

Lo que más extraño estando en cuarentena es poder convivir con la gente que más quiero además de mi familia. Extraño poder salir de mi casa sin la angustia de que podría enfermarme, pero sobre todo extraño mi último año de prepa, ir a la escuela y apreciar cada minuto que me queda con mis amigos… y no la incertidumbre de ni siquiera saber si voy a poder regresar a la escuela. Nunca me imaginé mi último año de escuela así” (mujer, 18 años).

“Mi mayor preocupación son los daños secundarios, es decir, muy poco porcentaje de la población tiene la posibilidad de no trabajar indefinidamente. Hay mucha gente que se está quedando sin empleo y eso es lo que más me preocupa” (hombre, 15 años).

“En México va a haber mucha inseguridad, no vamos a poder salir a la calle” (hombre, 14 años). 

¿Qué podemos notar? Una sensación de pérdida, de añoranza a lo que ya no tengo, de incertidumbre y de miedo a lo que creo que vendrá. Muchos de nosotros experimentemos emociones similares, pero ¿cuáles son las diferencias entre un adolescente y un adulto? La adolescencia es una etapa de vida en donde vamos formando y fortaleciendo la identidad. En esta etapa se termina por consolidar nuestra personalidad. No hemos alcanzado aún, una madurez ni neurológica ni emocional.

¿Qué es lo que construye la identidad en esta etapa? En gran parte el vínculo y la relación con los pares, o sea, con los amigos. Esto quiere decir que los adolescentes forman su propia identidad en función de la relación que mantienen con otros chicos y chicas de su edad. Sus sueños, sus intereses, sus metas, sus gustos, sus creencias, ahora no los comparten con sus padres, más bien, es el rompimiento con ellos lo que los lleva a encontrarse y a descubrirse a sí mismos.

Esta “necesidad social” de los jóvenes, además de formar parte en el desarrollo de su identidad, funciona también como una conducta sana de escape. Cuando las cosas en casa no funcionan, existe la opción de salir e ir a pasar un rato con los amigos. Dadas las circunstancias de confinamiento, las salidas por el momento están suspendidas. Lo que implica que tienen que estar físicamente en el lugar y con las personas con las que más conflicto tienen, o sea, con sus papás.

¡Sí! Todos estamos viviendo tiempos difíciles, pero como adultos tenemos identidades sólidas que en teoría nos permiten enfrentarnos a las circunstancias y a las adversidades desde un lugar más maduro emocionalmente. Nuestros jóvenes, apenas están en procesos formativos, lo que puede hacer más complejo su proceso de adaptación. Es verdad que muchas personan enfatizan en las oportunidades que surgen a partir de las crisis, pero no reconocer que esta crisis atenta de manera directa con la etapa del desarrollo de la adolescencia sería injusto y poco empático hacia ellos.

En este periodo de vida, además de la vida social, la sexualidad es tema central. El contacto físico entre jóvenes es parte elemental para la expresión de afectos y para el regulamiento emocional. Si bien existen maneras diferentes para socializar durante el confinamiento, el distanciamiento les impide el contacto físico. Ese abrazo, apretón de manos, roce o beso que les ayuda a manejar de manera socialmente aceptada el impulso sexual característico de esta etapa.

Otra de las características propias de la adolescencia son los cambios en el humor o estado de ánimo, que se verán intensificadas en situaciones de crisis. El aislamiento social, la falta de rutina, desestructura en sueño y alimentación, la sensación de pérdida y de incertidumbre, son sólo algunos factores que afectan de manera directa a la salud emocional de los jóvenes.

Si vives con un adolescente en casa es importante que empatices con él, dale espacio físico y emocional para expresar y regular sus emociones. Crea en tu casa un ambiente de respeto, de amabilidad y de rutina. Un hogar en donde se sienta seguro física y emocionalmente.

Como ejercicio, intenta imaginarte a ti mismo en esa etapa de tu vida y en el impacto que hubiera creado en ti la situación que estamos viviendo. Recuerda aquellas cosas y momentos que fueron esenciales de esta etapa e imagina la posibilidad de no haberlos podido vivir. Piensa en los momentos que pasaste con amigos, en tu graduación, los recreos, las fiestas, la escuela, las citas románticas, las actividades deportivas, las salidas y los viajes familiares y de amigos, las comidas y reuniones con primos y abuelos, la seguridad de sentirte tranquilo física y económicamente. ¿No eran estas cosas las que le daban sentido a tu vida? Ahora voltea a ver a tu hijo o hija… para ellos, todo lo anterior, no sólo está en pausa, está en riesgo.

Por: Ronith Aaron.

Mta. en Psicopedagogía, Life coach, Psicoterapia narrativa

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