La Generación del EGO

Quererse a uno mismo resulta útil: la imagen positiva contribuye a la autoestima, a que nos sintamos valiosos, a aceptarnos tal como somos y a que mantengamos relaciones más honestas, afectuosas y genuinas. 

Pero… ¿Qué sucede cuando la autoestima sana se transforma en un egoísmo pernicioso y enfermizo?

Se crea, lo que hoy, por desgracia, es un hecho: la Generación del Ego, conformada por muchísimos jóvenes de nuestra sociedad. El nombre parte del principio de que el ser humano por naturaleza es egoísta, ya que primero ve por sus intereses propios como individuos, beneficios y metas propias. Muchas veces sin importar afectar a terceros.

La Generación del Ego, donde la individualidad es el centro de la escena. Un ámbito donde, nada ni nadie importa, más allá de ellos mismos; predominan el narcisismo y la rebeldía; y existe una escasez de valores como el respeto, la empatía, la consideración por los otros.

Tienen mucho miedo a la responsabilidad y a la vida en comunidad, en ocasiones llegan a tener miedo de vivir en compañía, su compromiso es solo para ellos mismos. Son personas que disfrutan de su libertad y de ser ellos quienes organicen su tiempo; les gustaría formar sus propias empresas para no tener que dar explicaciones y ellos poder organizarse.

Es una generación que tiene fácil acceso a la tecnología; por lo tanto, tienen formas de comunicarse y de enterarse de más cosas. La comunicación ha dejado de ser personal, incluso algunas relaciones han empezado por la red. Estos jóvenes exigen que todo debe ser mostrado, publicado y exhibido, pero sí y sólo si, es retratado desde la “perfección”. Porque la necesidad de salir perfectos en las fotos de las redes sociales, en el mundo virtual, tiene como único objetivo: conseguir más likes y más seguidores, y eso es a lo que le dedican una escandalosa cantidad de tiempo. La necesidad de ser admirados, aceptados y aplaudidos se volvió una obsesión sin límite.

Han perdido el sentido de cumplir con normas establecidas, por lo que imponen sus propias y despiadadas reglas. Muchos toman decisiones sin pedir consejos. Son creativos, les gusta innovar. Es una generación que se ha vuelto impaciente, y que se ha acostumbrado a obtener las cosas muy fáciles, lo que ha causado que su tolerancia a la frustración sea muy poca. Son personas de alta competencia en el campo de trabajo, por lo que se preparan mucho para poder cumplir con sus metas, y asimismo estar en un nivel competitivo.

Pero la Generación del Ego, no es más que la máscara de una única, innegable y muy triste realidad: el espejo y la consecuencia de la frustración, de la depresión, de la ansiedad, de la agresividad. Producto de una obvia y bajísima autoestima; indicador de una alarmante inseguridad y fragilidad en nuestros jóvenes. Un tema que debe ser atendido urgentemente.

Porque el ego desmedido, a ese nivel, es una bomba de tiempo: un peligro con muy graves consecuencias, no sólo para los hijos, sino para los padres también. Habría que “revisar” qué estamos haciendo con ellos. Estar más al pendiente del ejemplo que les damos, a nuestros hijos, con nuestros propios actos.

*Es importante no generalizar; ya que cada joven es de cierta manera, e influye su educación y su tipo de familia.