A veces quiero matar a mi esposa

A veces quiero matar a mi esposa

Las últimas semanas hemos pasado por momentos diferentes. Decir “momentos” es pequeño para lo que nos hemos enfrentado. Hemos sido forzados a aprender a vivir, convivir y relacionarnos de una manera distinta con nuestros seres más queridos y cercanos. 

Una situación extrema nos puso en otra; el encierro, el cual a unos los ha llevado a relacionarse de manera más cordial y a otros de forma más hostil; y podría decir que todos en algún momento nos hemos visto reflejados en algún meme que anda vagando por ahí. Desde la necesidad de ser rescatada de mi esposo, volvernos parte del mobiliario de la casa, amarrar a mi esposa, y hasta callar a nuestros hijos con cinta adhesiva. 

Estos chistes son engañosos, a primera vista causan gracia, nos sentimos identificados y nos reímos a carcajadas, pensamos que nos aligeran el momento, pero no nos estamos dando cuenta de que estas formas de expresión son violentas hacia nuestras personas amadas, y que promueven la falta de estima o comportamiento positivo. Distraen nuestra atención de lo bueno de nuestras relaciones intrafamiliares, para poner el foco en lo negativo en forma burlesca.

Estos chistes son engañosos, a primera vista causan gracia, nos sentimos identificados y nos reímos a carcajadas, pensamos que nos aligeran el momento, pero no nos estamos dando cuenta de que estas formas de expresión son violentas hacia nuestras personas amadas, y que promueven la falta de estima o comportamiento positivo. Distraen nuestra atención de lo bueno de nuestras relaciones intrafamiliares, para poner el foco en lo negativo en forma burlesca.

Para mí, como mamá, esta situación ha sido un gran reto; con momentos extraordinarios y con otros en los que me he querido jalar los pelos. He experimentado emociones desde la ansiedad hasta la alegría, y puedo decir que he jugado y platicado con mis hijos como hace mucho tiempo que no lo hacía. Hay una línea muy fina entre el estar desesperado y convertir esa desesperación en violencia. Por lo que es importante ser muy cuidadosos en mantener ese chip bien canalizado, ya que todos tenemos derecho a sentir cualquier tipo de sentimiento; la diferencia está en la intención y en la forma de expresarlo. La risa es deliciosa para aligerar las situaciones difíciles, solo que es importante no aferrarnos a los comentarios negativos para así poder construir.

Hoy que estamos en un aislamiento social, tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar hábitos y fortalecer nuestros vínculos. Para lograr esto no necesitamos ser el modelo ideal o perfectos, solo necesitamos dedicar tiempo de calidad, palabras de afecto y miradas cálidas. ¡El mejor vehículo para lograrlo es la conciencia!

 

Por: Raquel Sustiel, estudiante de psicología

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